Yo, como Scout, también recuerdo el pasado y me envuelve… recuerdo un verano con 16 años en el que volvíamos de un viaje (yo volvía de dos) y lo que resonaba en mi cabeza era el final de un libro que no quería haber acabado. Y no, no era “Matar a un ruiseñor”, era un libro de más de 1000 páginas, de la historia de Edmundo Dantés y su venganza. Había leído la última página dos segundos antes de subir al coche para el viaje de vuelta (creo que incluso se retrasó un poco la partida por mi culpa)… y me pasé la mitad del trayecto llorando de nostalgia y desazón, no quería volver de aquella historia.
Ya en casa, al día siguiente, mi padre se acercó a mí, me dejó un libro en las manos, sólo me dijo “Toma”. Ese sí que fue “Matar a un ruiseñor”, el que me sanó, que me magnetizó desde su primera página y que me puso en la piel de Scout en una de las historia más épicas que que he leído.
En mi memoria queda aquel viaje de vuelta, aquella forma de leerlo, aquel verano… y Atticus. Atticus descrito desde el punto de vista de su hija, de una forma no romántica pero idealizada en muchos aspecto, lo entendíamos perfectamente. Idealizada porque tenía una base para ello…
“Si consigues aprender una sola cosa te llevarás mucho mejor con tus semejantes, nunca llegarás a comprender a una persona hasta que no veas las cosas desde su punto de vista.” Matar a un ruiseñor
Y eso es lo que rompe en todos sus aspectos “Ve y pon un centinela”, de repente viene a decirte un poco que no has entendido completamente la tolerancia que explica su anterior obra. Creo que provoca la misma sensación que ver tu serie de dibujos animados favorita de la infancia cuando ya tienes 30 años, no debes hacerlo, aunque la serie sea buena. Es una comparación de sensaciones, ya que “Matar a un ruiseñor” es una obra extraordinaria en todos sus aspectos que no desmerece con esta. Incluso la nueva publicación conserva parte de su sabor en sus páginas, pero rompe la esencia de la anterior, transforma a los personajes de una forma que pierden su propia entidad, más que una evolución es como un bofetón innecesario.
Ahora bien, como obra en sí, fuera de que no tiene una narrativa ni una estructura destacables, tiene un aspecto brutal, consigue que te vuelvas a poner en la piel de Scout de una forma visceral, porque la misma decepción que se lleva ella, es la tuya. Sólo que en este caso no es tu padre, y no nos lo pueden vender como “madurar y cortar el cordón umbilical” porque no somos sus hijos, somos seres individuales todos que admirábamos a alguien en un aspecto esencial, como a un heroe, que podía tener otros claroscuros como personaje, otros aspectos turbios, pero ese…
“Eres daltónica, Jean Louise. Siempre lo has sido y siempre lo serás. Las únicas diferencias que ves entre un ser humano y otro son diferencias de aspecto, de inteligencia, de carácter y esas cosas… tú solo ves personas” Ve y pon un centinela
Haciendo una analogía absurda, también de sensaciones no como ejemplo en sí ni porque sea un superhéroe, esto es como coger a Batman en una película y, de repente en el desenlace final decirte que el era el asesino de masas durante toda la película. Menuda sorpresa sería, ¿no? Pero que sentido tiene en una historia de un personaje que forma parte de la cultura colectiva y que, de esta forma, pierde su esencia por completo.
Puedes jugar con muchas cosas, pero no estoy segura de que se permitan ciertas incongruencias literarias entre obras con historias enlazadas.
Y es que no consigo desvincularlas, porque es cierto que si no has leído “Matar a un ruiseñor” no tiene sentido nada de lo que ves sentir a Scout, ni el desarrollo de sus emociones, ni de la historia en sí. Pero en sí misma, como obra, como visión de una época, incluso como justificación de aspectos de una époco hoy incomprensibles (algunos, otros no me han gustado como los ha resuelto ni analizándola aisladamente, además de ese final a trompicones), puede que no esté mal, no lo sé, no soy capaz de deshacer el nudo que las enlaza.
Creo que quizás, esta es la valoración más difícil que he hecho de un libro, ¿me debe mover por la sensación desvalida que me ha dejado, o por la racionalidad y el análisis meramente literario? Aún no lo sé…
“Antes de poder vivir con otras personas tengo que vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno.” Matar a un ruiseñor
“La isla de cada ser humano, Jean Louise, el centinela de cada uno, es su conciencia.” Ve y pon un centinela